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Archivos, historia y acceso

Desde la antigüedad hasta nuestros días los archivos han sido valorados por cualquier administración eficaz como herramienta fundamental de gestión y conservación de memoria de los derechos y, como tales, han estado envueltos en términos como “secretos”, “sacros” y “tesoros de cámara”. Los archivos inaccesibles con muros gruesos, puertas dobles y arcas de tres llaves existen, han existido y existiran. A partir de la Revolución Francesa y las revoluciones liberales y burguesas del siglo XIX se consagra para los archivos el principio de “soberanía nacional”, que es el que hasta nuestros días ha instigado la apertura y accesibilidad por derecho, no por gracia o merced, de los ciudadanos, tanto a los llamados archivos históricos como a los administrativos, en aras a lo que se llama “transparencia entre administración y administrados” y “participación de los ciudadanos en el gobierno del Estado”. Tras el Liberalismo, junto al permanente valor administrativo, los archivos pasan a c

Finalidad del archivo

              Es positiva, palpable y ética: servir de información y testimonio de prueba a las instituciones, la sociedad o las personas que lo soliciten.  Es servir con el instrumento documental de memoria de derechos y obligaciones colectivas y personales.  Es servir también a la Historia: el archivo es un espejo de la vida de los hombres, uno de sus registros de memoria permanente y colectiva más completos para sostener con eficacia la trama jurídica (derechos y obligaciones)   del tejido social por un lado, y para guardar la   memoria histórica por otro.  Sin estas finalidades sociales no tendrá sentido la acumulación y conservación de documentos en   forma archivística.

Archivos e instituciones

En las diversas legislaciones se distinguen los archivos   según su titularidad sea regida por el derecho público o el derecho privado, distinguiéndose en España a la hora de su integración en el Patrimonio Documental del Estado, primero el haber sido “ generados por organismos o entidades públicas, por personas jurídicas en cuyo capital participe mayoritariamente el Estado u otras entidades y asociaciones de carácter político, sindical o religioso, y por las entidades particulares o personas físicas ”. Hay por tanto   una clasificación de archivos por titularidad públic: estatales, autonómicos, de administración local (de diputaciones provinciales y municipales); y titularidad privada: eclesiásticos, nobiliarios, de empresas, etc. Dentro de cada clase hay categorías de archivos por ámbitos territoriales que van de los del Estado, a la nación, el distrito, la región, la provincia, el municipio… Así el Archivo del Reino de Galicia es regional y el Archivo de la Real Cha

Archivo y edificio

            La palabra archivo lo mismo significa el lugar donde se guardan los documentos, que la misma colección de documentos custodiada, o la institución con equipamientos y personal responsable de la custodia de los mismos.             Si el archivo ha sido fuente de autenticidad y fehaciencia para los documentos es principalmente porque entre sus funciones está la custodia celosa y cuidadosa, en lugares seguros, ya por la construcción física, ya por el reconocimiento legal y penal de los recintos casi sagrados. Lo ha sido y es hoy en cierto modo para garantizar eficazmente la conservación contra la destrucción y la autenticidad contra la interpolación y falsificación.             La Historia de las instituciones ha recogido testimonios abundantes, desde los más remotos tiempos de cómo un documento por el solo hecho de estar en un archivo determinado ha adquirido tanta autenticidad como la que hoy adquiere por la firma y registro de un notario.             El

Archivos, almacenes de información, derechos y autoridad

  Los archivos son almacenes de derechos, autoridad e información para la administración de los negocios públicos y privados; tanto, que en muchas ocasiones de la Historia se han convertido en objetivo militar para destruir una nación.  Los documentos de cualquier archivo, nacidos de la práctica de una gestión, proporcionan racionalidad, objetividad, economía y eficacia, herramienta fundamental para los burócratas y administradores; incluso los más antiguos, porque no deja de ser una realidad que el pasado de cualquier pueblo o de cualquier administración es como un prólogo de su futuro más o menos cercano o lejano.  La información es poder y el alimento básico de esta información es la testimoniada en   un documento custodiado en un archivo. Los derechos y obligaciones de los administradores y administrados se sustentan muchas veces en la concreción inerte y material y por ello evidente, de un papel escrito con tinta. Según el Diccionario de términos archivístic